Desde hace mucho tiempo los médicos saben que algunos pacientes son "alérgicos" al medidor de la tensión arterial: cuando el galeno les coloca este aparato en el brazo, la tensión aumenta por la angustia. Sin embargo, nadie estuvo seguro de la gravedad y frecuencia de este fenómeno hasta que unos investigadores de la Universidad de Milán lo estudiaron sistemáticamente.
Según informe de la revista The Lancet, el doctor Giuseppe Mancia y sus colegas introdujeron una cánula en una arteria para medir la tensión durante lapsos prolongados, inclusive los momentos en que los facultativos se presentaban a revisar a los pacientes.
Estas visitas provocaban un aumento en la presión sanguínea de virtualmente todos los 48 pacientes estudiados: hombres y mujeres de 17 a 67 años de edad.
Los incrementos (un promedio de 26.7 mm en la sístole y de 14.9 mm en la diástole) fueron lo bastante elevados para hacer que personas con presión normal cayeran en el nivel que generalmente se considera de hipertensión.
Los niveles mas altos se registraban entre el primero y el cuarto minutos siguientes a la llegada del medico, y en la mayoría de los casos el nivel anterior a la visita se restablecía al cabo de diez minutos.
Aun cuando los médicos de otros países pueden no provocar la misma angustia que sus colegas milaneses, el informe confirma la necesidad de efectuar muchas mediciones a intervalos considerables antes de diagnosticar hipertensión y de prescribir.
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