viernes, 13 de febrero de 2009

Problemas cardiacos

Por primera vez un estudio demostró que el riesgo de infarto aumenta con la cantidad de horas de trabajo.

Las probabilidades son aun mayores si se produce un incremento repentino de la jornada laboral. Sepa como prevenirse


Japón es el lugar especialmente apropiado para llevar a cabo un estudio de estas características, acuerdan los colegas de quienes lo realizaron, ya que la cantidad de horas que se dedican al trabajo en las empre­sas de este país es particularmente alto.


Los resultados de la investigación parecen dejar muy poco lugar para las du­das: Shigeru Sokejima y sus colegas de la Universidad de Toyama han descu­bierto una conelación notable entre el número de horas de trabajo y el riesgo de infarto. "En comparación con los hombres que trabajaban entre 7 y 9 ho­ras diarias (la media en Japón), los que lo hacían más de 11 horas tenían 2,44 veces más probabilidades de sufrir un infarto", se afirma en el estudio. Los in­vestigadores observaron, además, un incremento continuo en el riesgo de in­farto conforme aumentaba el número de horas trabajadas. "Mientras que una reducción de horas laborales disminuye el riesgo de infarto, un aumento lo in­crementa", aseguró respecto de los resultados el Dr. Sokejima. Por otro lado, se descubrió también que -curiosamente- aquellos hombres que trabajaban por debajo de la media (es decir, menos de 7 horas) tenían un ma­yor riesgo de infarto. En este grupo, la probabilidad de sufrir un infarto era 3,07 veces más alto que aquellos cuya jornada laboral era la estándar. Según los in­vestigadores, "es probable que en muchos casos este fenómeno se deba a que los hombres que trabajaban menos horas estaban enfermos desde un princi­pio -hasta inclusive por la misma falta de trabajo-, y que su condición haya sido premórbida".


Problemas cardiacos por causa del estres laboral


Sokejima y sus colegas señalan enfáticamente: "Este es el primer estudio del que nosotros tengamos noticia que ha podido establecer una relación entre el número de horas de trabajo y el riesgo de infarto agudo de miocar­dio".


Cuestiones biológicas:

Según la opinión de los investiga­dores, los efectos negativos del estrés laboral sobre la salud coronaria "podrían deberse a ciertas alteracio­nes en la actividad del sistema ner­vioso". La tensión que puede experi­mentar un trabajador durante la jor­nada laboral incrementa la actividad nerviosa, hecho que a su vez aumen­ta la presión sanguínea. Estudios pre­vios ya habían demostrado que cuan­tas más horas se trabaja, más se incre­menta la presión sanguínea diaria. Además, estos efectos negativos de la actividad nerviosa sobre la tensión arterial se incrementan en los fuma­dores, e incluso en el caso de los ex o no fumadores, ya que el humo am­biental puede aumentar este riesgo. En el caso del Japón, el porcentaje de fumadores entre la población mascu­lina llega hasta el 54%. Los científicos creen que el riesgo de infarto puede ser especialmente no­table si se produce un aumento re­pentino en el número de horas de trabajo, ya que el proceso de adapta­ción que este tipo de cambios requie­re también tiende a provocar trastor­nos en el sistema nervioso.


Trabajo y algo más:

No sólo el exceso de trabajo puede provocar infartos. Dentro del am­biente de trabajo se presenta una serie de situaciones que pueden pro­vocar, por ejem­plo, ira. Respecto a este tema, las mujeres llevan la peor parte. Aque­llas que con fre­cuencia se en­cuentran "al borde de un ataque de nervios", pero que contienen su cóle­ra y su ira, se com­probó son más vulnerables a la aterosclerosis. Efectivamente, un estudio publicado en el último número del Journal o/ the American Psychosomatic Society, una revista especia­lizada en medicina psicosomática, demostró que el eno­jo, la hostilidad y la represión de estas emociones, in­crementan la densidad de las arterias carótidas. El tra­bajo, realizado en una población de 200 mujeres, tam­bién establece que la inseguridad en público puede au­mentar las posibilidades de padecer aterosclerosis. Se­gún se describe, todas ellas fueron sometidas a un exa­men psicológico y, años más tarde, a pruebas de ultraso­nido para medir la densidad de sus arterias carótidas. "En general", asegura el informe, "las mujeres más hos­tiles, inseguras y reprimidas son las que tienen más ries­go de sufrir aterosclerosis".

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